Cuando los kilómetros se hacen metros
Todas las fases por las que pasa alguien que escribe un libro son emocionantes y se viven intensamente. El momento en el que se tiene la idea, el instante en el que esta se plasma es un guión, la escritura de cada capítulo, las conversaciones con la editorial, … Pero para mi hay dos momentos muy muy especiales: El día en que recibes el prólogo y el que ves por primera vez la portada.
Son dos momentos en los que dos personas ajenas al proyecto del libro plasman la esencia del mismo en él. Es como el pre-examen del libro, porque el examen de verdad es el que hace el lector cuando lo tiene en sus manos.
Os cuento esto porque hace tan solo unas horas que recibí el prólogo de «El cliente no siempre tiene la razón». Cuando terminé de escribirlo, inmediatamente pensé en Liliana Alvarado (@LilianaAlvarado) para que lo hiciese. Hoy, gracias a Internet y las redes sociales, el mundo es muy pequeño. Nos separan miles de kilómetros y un océano, pero esa distancia física no se nota en absoluto cuando se trata de compartir reflexiones, visiones del mundo de la empresa, del marketing y del neuromarketing gracias al mejor medio de comunicación que ha inventado el hombre: Internet.
Dicen que la red de redes ha transformado nuestra forma de relacionarnos. Personalmente no pienso que sea así. Es solo una herramienta que nos permite a las persona hacer lo que más nos gusta: relacionarnos con otras personas.
En su día fueron una revolución similar el telégrafo, el teléfono y el teléfono móvil. Los seres humanos nacemos con una necesidad de comunicarnos. Necesitamos espacio para la intimidad, pero ni sabemos ni podemos vivir aislados de otros seres humanos. Necesitamos de los demás para sobrevivir y por eso las herramientas que hacen cortas las distancias nos encantan. No es Internet la que revoluciona, es el propio ser humano quien es protagonista de esta revolución buscando cómo hacer de esta red una potente herramienta de comunicación.