Gracias, esbozador
Levantarse cada mañana, la rutina diaria, el peso de las horas conforme avanza el día, pueden llegar a convertirse en una carga pesada, o en un motivo para sonreír.
Personas, hay personas que se convierten en motivos, personas que esbozan sonrisas en los demás, personas que, lejos de tener un don divino, son personas normales, porque todos podemos ser esbozadores de sonrisas en otros.
Debe ser difícil eso de hacer que otro sonría seguro que piensas, pero no, es sencillo. Para serlo solo hay que ser, es suficiente con existir. Y cuando uno, sin serlo, hace feliz a otros, entonces es cuando todo comienza a tener sentido, porque otros hacen feliz a uno también sin saberlo.
Así que ser esbozador es fácil, pero además muchas personas lo son sin saberlo. Sí, sí, sin saberlo. Quiénes, pues tú, por ejemplo. Sí tú, tú que estás leyendo estas líneas eres uno de ellos, tú eres mi esbozador.
Por que escribo para ser útil a otros, para aprendan de lo que yo he aprendido, pero sobre todo escribo porque tú que me lees, haces que cada vez que me siento a que aparezcan letras en la pantalla de mi ordenador también aparece una sonrisa en mi rostro.
En el día del libro a todos los lectores del mundo porque son esbozadores de los que escribes y especialmente a los de Neuropymes y El cliente no siempre tiene la razón. ¡Gracias esbozadores!