La experiencia no va en función de las ventas
Es muy habitual en muchas empresas, que cuando el cliente que entra por la puerta no va a comprar todo lo que quisiéramos le tratamos de una forma diferente a los demás. Restaurantes en los que cuando el que entra pide el menú en lugar de a la carta deja de ser atendido por el jefe sala, tiendas que cuando el cliente pregunta por la oferta es atendido con desgana y desinterés… Todos hemos vivido, mejor dicho, sufrido situaciones similares.
A veces esto ocurre sin quererlo, sobre todo en estos tiempos. Necesitamos facturar por cliente una cantidad a la que no llegamos y eso nos hace estar incómodos. Es algo que debemos aprender a controlar. Primero porque aunque sea la oferta, el cliente entra a pedir un producto que tenemos y que ofertamos. Segundo porque quién sabe si ese cliente con el que hoy no hemos ganado prácticamente nada, mañana nos hará ganar mucho. O nos recomendará mucho.
Seguramente, cualquier lector de Neuropymes, tanto del libro como del blog, tendrá clara la importancia de definir cómo y qué hacer sentir al cliente vendas lo que vendas. Pues hay que aplicarlo para los clientes que compran mucho y los que compran poco. Para los que coinciden con el target y para los que no. La experiencia corporativa es una seña de identidad de nuestra empresa y no cambia en función de a quién estamos atendiendo.