¿Por qué nos arrojamos un cubo de agua helada?
Hace unas semanas que el exjugador de béisbol Pete Frates, que padece Ela lanzaba el reto. Se arrojó un cubo de agua helada y donó diez dólares para el investigar la enfermedad. Retó a otras diez personas para que se arrojasen el cubo y e hiciesen la donación en menos de 24 horas, pues el juego es que si tardan más deben donar 100 dólares.
El reto ha dado la vuelta al mundo y si bien al principio no se recaudó mucho, aunque sí ha tenido una notable repercusión, solo en España la siguiente semana se recaudaron 14.000 euros de donantes anónimas. A diez euros de media por donación, son unas 1.400 personas las que han participado en el reto. Esto solo en España.
Esta campaña la inició un famoso y gran parte de su repercusión se le podría achacar a la participación de personas conocidas con miles de fans cada uno. Pero lo cierto es que antes de esta ha habido otras acciones virales cuyo origen ha estado en personas completamente anónimas.
Hay dos claves fundamentales en el éxito de esta acción. En primer lugar es un juego. No consiste solo en hacer una donación, hay que arrojarse un cubo de agua helada. Nos encanta jugar, hacer cosas divertidas. En segundo lugar, está el trasfondo social. Jugar por jugar está bien, pero cuando además hay un motivo para hacerlo, entonces es cuando vuela el reto.
Jugamos a la PlayStation para pasarlo bien, pero cuando lo hacemos porque queremos superar a alguien, le dedicamos mucho más tiempo. Arrojarse un cubo de agua fría por hacerlo, seguramente lo hubiesen hecho tres o cuatro, pero cuando ay un motivo para hacerlo, vuela. Y si encima ese motivo toca nuestro corazoncito, o sea, apela a nuestras emociones, mucho más. Encima, si lo compartes en vídeo y te muestras solidario. Otra cosa que nos encanta es mostrar a qué grupo pertenecemos o queremos pertenecer. En este caso es el grupo de los solidarios con el que nos identificamos.
Juego con motivo que apela a nuestras emociones y mostrar lo que deseamos ser, son dos claves fundamentales para cualquier acción. No garantiza el éxito, claro. Pero eleva la probabilidad de obtenerlo.