El futuro es caminar juntos
Hay un mal importante que sufre el tejido empresarial español. Hay talento, hay grandes ideas, hay gente muy capaz… Pero las empresas son demasiado pequeñas.
La empresa tipo en España es una micropyme con uno o dos empleados. Dejando a un lado lo poco que la Administración pone de su parte para la contratación, que también influye, nos falta cultura de asociación. Está bien iniciar proyectos pequeños que luego puedan ser grandes, pero hay un punto en el que para crecer hace falta incorporar socios y ahí normalmente nos paramos. Crecemos, pero sin ambición. Lo hacemos hasta llegar al punto máximo que podemos controlar sin necesidad de nadie más y stop.
Esta situación generalizada nos hace más vulnerables. El grande se implanta más fácil y el pequeño lo tiene más complicado para crecer. Y pongo un ejemplo en el sector textil. ¿Por qué grandes empresas como Primark que llevan años teniendo éxito y creciendo en muchos países han tardado tanto en llegar a España? ¿Es que no éramos un mercado atractivo? Claro que lo éramos, pero en España hay un obstáculo para las empresas textiles de fuera que se llama Inditex.
Sin embargo las grandes de la distribución tecnológica como Mediamarkt, por ejemplo, llegaron a España desplazando a todas las locales. ¿Por qué? Porque ninguna podía hacerle sombra.
Incluso dos empresas que son competencia tienen más cosas en común que diferencias. Una de las facilidades que tuvo Mediamarkt es que las empresas que había en nuestro país en la distribución de tecnología estaban más preocupadas en competir entre ellas que en lo que se les venía encima. Cuando juntas quizá hubiesen logrado no solo sobrevivir, seguramente competir.
Y mientras algún día cambiamos de mentalidad y valoramos crecer junto a otros que quizá consideremos competencia, no estaría mal plantearse seriamente si quizá no merecería la pena crear asociaciones que defiendan los intereses comunes. Que ya las hay, sí. Pero salvo excepciones en ellas priman los intereses personales de sus miembros, lo que hace que estas tengan mucha menos fuerza de la que podrían tener si la mentalidad fuese conjunta. Si todas pensasen en global en lugar de en intereses particulares. El futuro de nuestro tejido empresarial o pasa por estar menos atomizado o no estará.