El miedo a ponerlo en marcha
Hace unos días me hicieron una pregunta, cuya respuesta comparto con vosotros en forma de post. Me decían, ¿cuál crees que es la mayor dificultad que tienen las pymes para enfrentarse a los retos de este siglo? Se referían no tanto a empresas de nueva creación, sino a aquellas que ya existen y con más o menos dificultad han logrado sobrevivir en estos tiempos.
El mayor reto para la mayoría de ellas es: superar el miedo a poner en marcha una nueva idea. Muchas veces es el miedo a poner en marcha algo nuevo, otras a poner en marcha algo que se sale un poco de lo habitual. Otras el miedo a que salga mal, aunque ya de por sí les vaya mal. Si lo pensásemos fríamente, el miedo desaparecería. Lo peor que puede pasar es quedarte como estás, pero con un montón de aprendizaje a la espalda al intentar poner en marcha algo que al final no ha funcionado.
Y no me refiero a grandes proyectos que requieren inversión que en la mayoría de los casos no se tiene y, en otros, si se pierde dejarían muy tocado al que las emprende. Me refiero a pequeñas ideas, pequeñas acciones que no cuesta nada ponerla en marcha, pero el vértigo al acercarse el momento de dar el paso definitivo es tremendo. Y da igual que el riesgo sea pequeño, el miedo puede.
Muchas pequeñas empresas no van mejor no por falta de ideas, sino por falta de riesgo. Ideas hay muchas, que se pongan en marcha casi ninguna. Y es que en el momento de la verdad, en el de ponerla en marcha aparecen mil excusas. No tengo tiempo, la más típica. ¿no hay tiempo? La realidad es que tu empresa te da lo justo y a veces ni eso y no tienes tiempo de, por lo menos, intentar que te de algo más. No es tiempo es miedo.
La mayoría de las veces que no ponemos en marcha algo la excusa que damos solo es una manera de justificarnos que no podemos hacerla. Nos damos la excusa y nos quedamos tranquilos. Y a la próxima idea, siguiente excusa, bueno o la misma que la anterior. El caso es que sin intentarlo, aunque nos vaya mal se está más tranquilo.
Tú decides, es triste que te vaya mal, pero mucho más ni siquiera haberlo intentado.