El tiempo no se tiene, se gasta
En unos días se acabará el relax propio del verano, los pequeños comienzan “el cole”, todo el mundo ha regresado de las vacaciones y todos comenzamos el ritmo normal hasta el verano que viene.
Con el comienzo del curso vienen también los agobios y la mayor excusa que todos damos y además con mucha frecuencia: “No tengo tiempo”.
Puedes tener un coche, un bolígrafo, una casa, un teléfono, pero el tiempo no se tiene, simplemente pasa. No se puede parar, no se puede acelerar pero tampoco enlentecer, sigue su camino quieras o no. Cuando hablo de tiempo siempre recuerdo una frase de un amigo que decía que somos tan tontos, que si alargasen los días a treinta horas, usaríamos esas seis nuevas para trabajar.
Como el tiempo no se tiene, “no tengo tiempo”, es una excusa como otra cualquiera, porque ni el que la dice, ni nadie lo tendrá. Irremediablemente, cada segundo que pasa lo estás dedicando a algo, aunque sea a estar sentado en el sofá, no hacer nada ya es hacer algo. Con lo que cada vez que decimos “no tengo tiempo”, en realidad lo que estamos haciendo es decir “le voy a dedicar ese tiempo a otra cosa”.
¿A que es más difícil decirle a alguien «le voy a dedicar ese tiempo a otra cosa» en lugar de no tengo tiempo? Sin embargo, continuamente nos lo decimos a nosotros mismos. Cambiar nuestra forma de organizarnos para empezar a dedicar tiempo a otras cosas, pasa por empezar pensarlo y reorganizarse. Si cuando llega el momento de planteárnoslo nos damos una excusa, nunca lograremos empezar a reorganizarnos y nunca empezaremos a “tener tiempo”.
La próxima vez que un cliente te diga “no tengo tiempo”, piensa que eres tú el que ha enfocado mal la conversación, algo ha fallado para que considere que no mereces alguno de sus minutos. Y sobre todo la próxima vez que vayas a decírtelo a ti mismo, piensa si no sería mejor reorganizar a qué le dedicas las horas cada día. Cambiemos “no tengo tiempo” por “voy a dedicarle ese rato a…”, seguro que descubrimos que estamos gastando más tiempo del que deseamos en personas y cosas que realmente no nos aportan mucho.