¡Ahí Tito, en las palomitas!
Uno de los placeres de esta vida para mi es tener a “mi sobri”, a Rocío, a la que cariñosamente llamamos “La Niña” en casa. Este fin de semana pasado se quedó con nosotros, después de ir al parque, hacer una tarta y regar las plantas, nos sentamos delante de la tele con el ordenador conectado dispuestos a ver qué tenía Netflix para ver todos juntos. Peli para todos.
Cuando en la pantalla del televisor sale la del ordenador, ni corta ni perezosa dice Rocío: “Ahí, Tito, ahí, para ver la peli dale a las palomitas”… Las palomitas en cuestión resultó ser la papelera de reciclaje llena donde, obviamente, no estaba Netflix. El caso no es el error, es el razonamiento de “La Niña” para llegar a que la papelera de reciclaje era la opción adecuada para ver una película.
Ante diferentes opciones de iconos donde cualquier adulto seguramente se dedicaría a leer uno por uno sin atreverse mucho a abrir algunos, ella los descartó todos y se quedó con la opción que intuitivamente le pareció se acercaba más a su objetivo. En el cine se comen palomitas, ahí está la película.
Cuando le dije que era una papelera y no un paquete de palomitas, después de acercarse a la pantalla y ver que era cierto y de decirle yo que no era ese el icono, sino otro. Su respuesta fue todavía mejor: “Pues que lo cambien porque no parece que sean películas”. A veces pensamos demasiado y le prestamos demasiada poca atención a la intuición, cuando el que tenemos delante se va a guiar por ella antes que por cualquier razonamiento. Demasiadas veces en general y los que tenemos que comunicar cosas en particular, se nos olvida ser niños.