El problema de no levantar la mirada
Centrarse en una cosa y no levantar la cabeza es importante. Pero hacerlo solo por un tiempo, más. Es bueno focalizarse en una cosa, pero hacerlo siempre en la misma cosa hace que pasen cerca tuya (o incluso dentro de ti) mil alarmas de que algo no va bien y las ignores.
Siempre cuento la misma anécdota. Hace unos años conocí a un emprendedor de éxito. Pasó en dos años de la nada a facturar casi dos millones de euros anuales. Atrajo inversores por más de cuatrocientos mil euros y pasó de ser uno a diez en un año.
Una app les catapultó al éxito y con el mismo éxito murieron. Estaban centradísimos en métricas, desarrollos y clientes. Eso les llevó a que su comunidad de usuarios creciera como la espuma. El problema es que estaban tan centrados en ellos que se olvidaron de que había un mundo ahí fuera. Y de que la competencia no era quien ellos creían, sino que era otra app relacionada, pero no exactamente igual.
Igual que subieron, bajaron. Cuando bajaron sin saber reaccionar, también se acabó la inversión. Sin ingresos y sin inversión, todo fue bonito mientras duró. Y como pensaron que no existía otro mundo que su empresa, tampoco se preocuparon por guardar para cuando llegase ese momento. De prometedor nuevo Zuckerberg al desempleo sin recursos en meses. Tener el foco en ellos mismos les ayudó en el lanzamiento, porque es lo que se necesita. Centrarte en lo que haces. Pero la misma clave que les elevó fue la muerte de la empresa. Se olvidaron de mirar al horizonte.