Hace unos días, tuve la suerte de compartir un rato con un grupo de emprendedores. Todos tenían una idea de negocio y se estaban planteando si emprender o no. Me preguntaron mi opinión sobre qué es lo más importante en el proceso de maduración de la idea. Mi respuesta fue clara: escribirla.

Da igual en papel, en el ordenador, en un tablet en el teléfono, donde quieras, pero escríbela. Ver escrita tu idea y posteriormente el modelo de negocio que has pensado para explotarla, te permite descubrir aspectos y analizarla desde puntos de vista que cuando estaba en tu cabeza no veías.

Recuerdo en estos momentos a mucha gente, algunos con puestos de responsabilidad en empresas, que se enorgullecen de no usar agenda en su día a día pues todo está en su cabeza. Pues no quiero ninguno así trabajando conmigo. ¿Para qué perder el tiempo recordando lo que tienes que hacer hoy? La mayoría de ellos no saber optimizar su tiempo, en la cabeza todo es bonito y posible. Yo también puedo imaginarme llegando primero en una maratón, el problema viene cuando me pongo a correr.

Poner negro sobre blanco la agenda hace que no tengas que preocuparte de que no se te olvide lo que tienes que hacer, solo tienes que consultar lo escrito. Hacer lo mismo con una idea hace que puedas ver aspectos que cuando estaba en tu cabeza ni siquiera contemplaste. Que estemos en la era digital no quiere decir que sea la etapa en la que menos se escriba, al contrario. Tenemos más medios que nunca para hacerlo y para revisar notas empleando poco tiempo. Demasiadas veces nos quedamos con las herramientas y no con su utilidad. Si lees Neuropymes, cuando dice «escribe en el manual de experiencia corporativa que hemos creado…» No lo escribas mentalmente. Usa la herramienta que quieras, pero escríbelo. Te ayudará.