¿Marketing o auténtico? OMG
Anoche, en el previo al debate a dos, uno de los candidatos que no participó en el mismo dijo una frase real, pero demoledora: «hay que distinguir entre el marketing y lo auténtico».
El marketing de lo no auténtico, aquel que trata de posicionar en el mercado un producto que no cubre una demanda real o que posiciona un producto o servicio que ofrece algo que realmente no hace, sencillamente no es marketing.
Marketing es la disciplina que se encarga de estudiar el mercado para detectar sus carencias y ofrecer productos que las cubran. Se encarga de dar las claves para desarrollar los productos que el target necesita o para adaptar los que ya ofrece una empresa. Por definición, poca cosa hay más auténtica que el marketing. Puesto que es la pata de una empresa en contacto más directo con los clientes. Y además se encarga de adelantarse al futuro. De detectar la carencia y poner en marcha la forma de cubrirla antes que la competencia.
Pienso que algunos candidatos, antes de lanzar afirmaciones como esta deberían manejar los conceptos adecuadamente. Sobre todo, cuando las estrategias que ellos mismos han puesto en marcha para posicionarse ante el electorado proceden de esta misma disciplina. ¿No son auténticos entonces quienes afirman esto? No es un problema de autenticidad vs falsedad. Es un problema de supina ignorancia ante el cual debemos reflexionar los profesionales del marketing.
Insisto, creo que nuestros políticos, nuevos o viejos, deberían tener claros algunos conceptos antes de despreciar una profesión de la que ellos mismos se han servido. Pero también deberíamos reflexionar sobre el por qué esta creencia está tan arraigada. Nadie piensa que la profesión médica sea el arte de enfermar al paciente. Nadie piensa que actor sea el trabajo de aburrir a las personas. Nadie piensa que maestro sea la profesión de aquel que fomenta la ignorancia. Pero la mayoría de las personas usan «marketing» para referirse a algo vacío, sin contenido, a lo que vulgarmente se conoce como «vender la moto». Algo estamos haciendo mal.
Quizá sea que es una profesión de esas no tradicionales y que muchos no entienden. Pero también que no hemos sabido comunicar qué hacemos (que ya nos vale, por otra parte). Quizá sea una profesión con mucho intrusismo profesional y como consecuencia con mucha praxis con buena voluntad, pero mucha ignorancia por parte de muchos «profesionales» que por hacer un curso de tres tardes o manejarse medio bien en una herramienta se piensan son profesionales de carrera. Sí, pero también es error nuestro, de los que nos dedicamos a esto, no poner en valor nuestra propia profesión (que ya nos vale, también).
Y es que, sin excusar a nadie de los que afirma sin conocimiento, en esta profesión se da eso que dice el refrán: «en casa del herrero cuchara de palo». Y eso, todo sea dicho, no dice mucho de nosotros como colectivo profesional. Y mi pregunta es: ¿hasta cuándo? ¿cuándo vamos a ser capaces de poner en valor nuestra profesión? Quizá cuando asumamos que somos precisamente eso, una profesión, y como tal necesita formación contínua, buena praxis y comunicación. O sea, como colectivo, hacer lo que predicamos.