La temperatura influye en las ventas
Por motivos de ahorro energético, la temperatura de los edificios públicos está regulada en España. Sin embargo, incluso con esta regulación, la temperatura influye y mucho en las compras.
Pensemos un momento, mediados de agosto, cuatro de la tarde, un sol que cae en la calle como si no hubiese más para mañana, pero sí, sí que hay. Ni un alma andando por la calle… Y los centros comerciales llenos. ¿Rebajas? ¿Macroimpulso de compra? No, fresquito.
Eso sí, mucha gente dentro no quiere decir más ventas. Aunque alguna que otra seguro que sí se produce. Quizá ese ejemplo sea uno de los extremos, sí. Pero nos sirve para darnos cuenta que la temperatura influye.
Continuando con el ejemplo anterior, mismas circunstancias, nos metemos en el centro comercial buscando poder dar una bocanada de aire sin abrasarnos y lo que vemos es un escaparate con un abrigo de esos para bajísimas temperaturas. Bonito, sí… ¿Pero te entran ganas de comprártelo? Lo más probable es que solo pensar en ello y sobre todo en probártelo te de aún más calor de la que ya traías de casa.
De nuevo un ejemplo extremo, sí. Pero justo eso es lo que pasa en las empresas que venden textil, cuando ponen ropa de invierno y aún no ha terminado de irse el calor. Lo vemos estos días. De acuerdo que está haciendo unas temperaturas impropias de estas fechas, pero ropa de excesivo abrigo en un escaparate cuando fuera hace aún calor, no atrae mucho que de digamos. Es más, hay gente que al imaginarse probándoselo directamente ni entrará, a no ser que no tenga más remedio. Pudiendo hacer cosas para atraer gente, ¿por qué echarla aunque sea a unos pocos?