El nombre de la marca ya no es necesario
No se puede ser líder siempre. Pero para intentar serlo no hay más remedio que auto-someterse a una reinvención continua y este es un ejemplo de ello.
Parrot es una empresa conocida sobre todo por sus manos libres bluetooth para coches. Durante mucho tiempo ha sido la gran favorita de todo aquel que quería instalar uno en su coche. Sin embargo, los tiempos cambian. Hoy muchos coches traen de serie este dispositivos y no son de este fabricante, claro.
Cuando eso mismo le ocurrió a TomTom (conocido por sus GPS), esta marca empezó a llegar a acuerdos con los fabricantes de vehículos para que estos integraran sus sistemas. Sobre todo porque para ellos era relativamente sencillo adaptar su software a estos nuevos dispositivos integrados. Pero el caso de Parrot es distinto. Esta marca de manos libres fabrica sistemas para no ir integrados de serie en los vehículos, es su razón de ser. Es por ello que el fabricante ha decidido abrir una nueva línea de negocio con los drones.
Pasa de ser un fabricante de manos libres a uno de juegos para adultos y sus hijos. No es solo una nueva línea de negocio. Es un cambio de target y un cambio también de experiencia corporativa. El fabricante ha comenzado a posicionar sus drones en programas de máxima audiencia, pero curioso… Los protagonistas son los drones en sí, la marca no aparece en ningún sitio.
Aparece el dron saltador, pero no el dron saltador Parrot. ¿Y eso por qué? Ya que haces el esfuerzo de salir en televisión ¿por qué no hacer que la marca sea al menos igual de protagonista que el producto?
Pues porque Parrot está inmerso en un cambio de experiencia corporativa. Para su mercado (todos nosotros) su marca es sinónimo de manos libres de coches. Lo que puede hacer que lo encasillemos ahí y eso nos haga pensar que no es un buen fabricante de drones. Por ello, el protagonista de este posicionamiento en TV es el nombre del producto, no la marca.
En lugar de invertir una gran cantidad de recursos en reposicionar la marca, deja este trabajo al propio producto. De forma que es cuando lo tengamos en las manos cuando descubriremos que el dron en cuestión es Parrot. Un ejemplo más de que en nombre de la marca no tiene por qué ser necesariamente protagonista, pero sí la experiencia.