Los tiempos pasan, los 902 permanecen
Hace algunos años llamar a un 902 suponía pagar llamada de tarifa local cuando la empresa a la que llamabas estaba en otra provincia y de otro modo suponía pagar tarifa interprovincial. Así que la mayoría de las empresas se lanzaron a adquirir 902 como una atención a sus clientes. Luego vino, incluso, la opción de cobrar por la llamada sin que al cliente se supusiese un sobrecoste.
Pero los tiempos evolucionaron y llegó la ADSL y con ellas las tarifas planas. Al principio solo cubría llamadas locales y luego todas las que empiezan por un prefijo provincial. A partir de ese momento llamar a un 902 empezó a ser más caro que llamar al correspondiente teléfono con prefijo provincial.
Los tiempos siguieron evolucionando y luego llegaron los móviles. Llamar a un 902 desde un teléfono supone una llamada a un número especial, luego ya no es caro, es mucho más caro llamar a ellos que a cualquier otro teléfono.
En ese punto nos encontramos desde hace unos años. Sin embargo se mantienen la mayoría de 902, incluso hay algunas empresas que no paran de abrir líneas de esta numeración para diferentes secciones.
Tener un teléfono con esta numeración ya no es sinónimo de buena imagen y de cuidar al cliente, sino todo lo contrario. El cliente odia llamar a estos teléfonos que le suponen un sobrecoste porque es más caro y no entra en ninguna de sus tarifas planas ni fija ni móvil. ¿Qué hacemos poniendo un 902 tras otro para atención al cliente? Qué mala es la costumbre.