La web según el neuromarketing
¿Cuál dirías que es el propósito de una web? ¿Informar de productos y servicios? ¿vender? Otros dirían que es una pregunta sin una posible respuesta general. Que cada web tiene un propósito.
Una web de una empresa del siglo XXI tiene que tener un propósito principal claro. Ni vender, ni mostrar productos y ni mucho menos catálogo de artículos. Un sitio web es un elemento de la experiencia corporativa y como tal, tiene que evocar en el cliente los valores de la misma.
¿Que hay que vender? Claro, para eso están las empresas, para vender. Pero vender es no es un fin, sino una consecuencia. Primero evocar en el cliente, luego vender.
Atrás quedaron los tiempos en que los sitios web de los clientes tenían que mostrar descripciones de productos, servicios, precios… Cuando nos convertimos en usuarios de la www es como si absorbiésemos toda la prisa del mundo. Leemos rápido, queremos la información ¡ya!
Por eso hay que enganchar al usuario rápido. Decir mucho con muy poco. Una imagen principal y una frase o incluso sin texto. Un buen diseño es capaz de evocar con una imagen en el cliente mucho más que cientos de líneas escritas.
Cuando pienses en el diseño de tu web, cuando te reúnas con tu diseñador, dile no quiero vender, quiero emocionar. Ya venderé como consecuencia.