De los cambios radicales de diseño
Hace unos días hablaba con un amigo diseñador web completamente partidario de someter a los sitios a rediseños profundos de forma continua. Comentaba que había observado que haciendo esos cambios una vez al mes, aumentaba el tráfico y la permanencia de los usuarios en el site.
Lo cierto es que es una corriente cada vez más arraigada dentro de los diseñadores. Si aumenta el tráfico y la permanencia… ¿Será una buena práctica?
Supongamos que el tráfico y la permanencia realmente aumentan. Porque lo que puede ocurrir es que el rediseño haga que los usuarios ahora no encuentren lo que antes sabían donde estaban, por lo que aumenta el tiempo que están en la web. El mismo motivo puede hacer incluso que aumente el tráfico, lo que muchos llaman búscalo tú que yo no lo veo. Pero bueno, supongamos que estos dos indicativos aumentan. Son dos factores a tener en cuenta, pero no los únicos.
Un objetivo importante de toda web, como elemento de una empresa, es asociar la marca y evocar los valores corporativos. Si sometemos la web a un remake completo de forma constante y con frecuencia complicamos estos objetivos. Si un usuario está buscando lo que antes encontraba fácilmente y lo hace varias veces, al final, esa es la sensación que se lleva. Salvo que crear confusión sea uno de los valores de tu experiencia corporativa esta práctica no es muy conveniente.
Otra cosa diferente son los pequeños cambios de diseño que llevan a dar más información o a descubrir qué contenido es el que mejor o cuál es mejor forma de decir las cosas. Estos cambios sí que son positivos. Me refiero a la tendencia de los cambios radicales frecuentes, que al final benefician solo al diseñador y poco al usuario.