El Esquizoempresario

Está bien tener control sobre tu empresa, tomarle continuamente el pulso para saber si lo estamos haciendo bien. Pero como todo en la vida, sin llevarlo al extremo. He conocido empresas, y no pocas, que tienen al frente personas con un afán de control tal que no deja que nadie haga su trabajo tranquilo.

Son personas que quieren tener tanto control que si no hay problemas no voy a decir que se los inventan, pero muchas veces con su actitud los provocan. Personas tan obsesionadas con que no haya fallos que no se dan cuenta que su propia actitud es un fallo.

¿Cuál es el problema? Pues en primer lugar que nadie está a gusto a su alrededor. Una llamada o un email del jefe, es motivo de echarse a temblar. Y lo peor, cada paso que da el que tiene a su alrededor es un paso tembloroso, inseguro, con miedo a qué pensará o hará el que está arriba. La consecuencia, el primero que lo nota es el cliente. La atención nunca puede ser igual. Y en segundo lugar, eso provoca que su equipo (si se le puede llamar así en estos casos) no se sienta realizado profesionalmente. Todos terminan en otra empresa.

Si el ser humano no es perfecto, una empresa tampoco puede serlo. El problema no es equivocarse, sino saber reaccionar y solucionarlo si un problema ocurre. Una empresa no es un lugar donde el de arriba manda y el inmediatamente inferior ejecuta la orden. Es un sitio donde el de arriba apoya y todos ejecutan. Es un sitio donde el que está arriba, cuando hay un fallo es el primero que está ahí, para ayudar a solucionarlo, para remar más fuerte con los demás. No para pegar voces por un problema.

Por mucho que se quiera controlar siempre habrá errores. El mejor control de alguien que trabaja contigo es libertad para actuar. Porque así se siente seguro. Y eso no quiere decir que no vaya a equivocarse. Hay quien piensa que hay que controlar «porque la mano de obra está muy mal». La gente cada vez viene con menos ganas y peor preparada. Si eso te pasa con todo el mundo ¿no será que el problema no está en la gente? De todos modos esté o no esté, el problema está en ti. Me explico. Si realmente (que lo dudo) la «gente viene cada vez peor» es que no estás haciendo bien la selección, porque gente buena hay y mucha. Y si no, que es lo más probable, piensa que no puede ser que todo el mundo que pasa por tu empresa sea «malo». Quizá el fallo está en que no sabes gestionar equipos.

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