El salario emocional con freelances

Como comentaba en Neuropymes, pensar que el salario es lo que fideliza el empleado es un grave error. Obviamente, la retribución de este debe ser acorde a sus capacidades y el beneficio generado a la empresa. Pero no debe ser la única vinculación del cliente con la empresa. El vínculo empresa-empleado debe establecerlo el salario emocional.

Y no hay mejor forma que establecer ese vínculo, que el proyecto sea el de todos. Que la idea original sea tuya, o incluso que seas el único accionista de la empresa, no implica que el proyecto sea compartido con tu equipo, incluso aunque estos no sean empleados.

Es muy frecuente, sobre todo en startups y empresas en sus primeros tiempos de vida, que el proyecto no tenga ingresos ni inversión suficiente como para contratar empleados, sin embargo son necesarios. En esos momentos suele ser habitual contar con freelances. Personas externas, en la mayoría de los casos autónomas, que se vinculan a una parte del proyecto.

Así, hay empresas de formación que cuentan siempre con unos formadores concretos, sin ser estos miembros de la plantilla. O negocios que ofrecen soluciones web para clientes, pero que cuentan con este tipo de colaboradores (y siempre los mismos) para tareas de programación muy específicas.

Aún hay empresarios que dicen, sí, por ahorro de costes está muy bien, pero es que esos colaboradores también pueden trabajar para la competencia y, por tanto, hay que tratar de firmar exclusividad u ocultarle al cliente que hemos contado con ellos para esa parte del proyecto. Grave error.

Lo que debe vincular al freelance con el proyecto es su vinculación y grado de implicación en el mismo, no un contrato de exclusividad. Lo que debe diferenciar tu proyecto de otro no es lo que haces, sino cómo lo haces. El cómo haces las cosas debe ser tuyo propio. Si tu forma de hacer las cosas es igual que la de tu competencia, empieza por plantearte cómo puedes hacerlo de forma diferente antes de atar a colaboradores.

Implica a todo tu equipo en el proyecto, sean empleados o freelances, de forma que no sea tu proyecto, sino el de todos. Que no sea tu manera de hacer las cosas, sino vuestra manera. Entonces, empezarás a construir un lazo entre colaborador y proyecto, un lazo que no es económico, un lazo que os une.

Entonces tu cliente te contratará por la forma de trabajar que tienes y no solo por aquello a lo que te dedicas y, por tanto, dará igual que el cliente sepa quien o quienes han trabajado en el proyecto.

Que tú seas el emprendedor no significa que las cosas sean como tú quieres y dices. En una startup no hay jefe, hay líder. Y la función principal de este no es mandar, sino inspirar. Lograr hacer de un grupo de profesionales un equipo en el que cada uno pone lo mejor de sí al servicio de los demás, así pondréis lo mejor de vosotros mismos al servicio de los clientes. Eso sí que es un elemento diferenciador y único.

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