Las fotografías se inventaron para plasmar momentos y personas y que no se olviden. No será la primera vez (ni la última) que vemos unas fotos y nos «teletransportamos» a esa fecha. Las fotos ayudan a revivir momentos, sobre todo si en ellas hay personas.

Cuando una pareja se rompe, antes se rompían las fotos, hoy acaban en la papelera de reciclaje. Ver las instantáneas de la pareja recuerda muchos momentos. Las fotos con personas son una buena herramienta para comunicar, para hacer vivir momentos, sensaciones. Sin embargo, son las grandes olvidadas en las empresas.

Sí, es cierto que en las webs tenemos asumido eso de las imágenes con personas sí. Pero parece que solo en ellas. Cuando montamos una tienda virtual, hacemos protagonista al producto. Lo cual está bien, porque el usuario puede querer verlo desde diferentes perspectivas. Pero cometemos el error de no colocar como primera foto una del producto con una persona. Hacemos al producto el centro de la experiencia y cuando eso pasa, lo único que nos diferencia de los demás es el precio.

Igual ocurre en catálogos o en imágenes para decorar la estancia corporativa. Los paisajes están muy muy bien, pero con personas mucho mejor. Las fotografías con rostros humanos hacen que inmediatamente se centre nuestra mirada en ellos y exploremos lo que sus caras están expresando. Las fotografías con personas son una buena forma de evocar sensaciones, son un complemento perfecto para la experiencia de tu empresa.