La base de la innovación

En los años 40 el famoso psicólogo americano Luchins demostró cómo la aplicación repetitiva del mismo procedimiento para resolver un problema, puede bloquear la aplicación de otros alternativos aunque estos sean más eficaces.

Es muy conocido su estudio de las jarras de agua, en el que pedía a los sujetos que transportasen una cantidad determinada de agua poniendo a su disposición tres jarras diferentes todas de menor capacidad que la cantidad que tenían que transportar. En primer lugar les pedía que transportasen una cantidad x. Cuando los sujetos habían llevado bastantes veces esa cantidad, les pedía otra. Observó que todos usaban una forma de transportar el agua basada en la anterior, aunque hubiese una más óptima.

Este estudio ha sido replicado en muchas ocasiones y con métodos diferentes. Llegando siempre a la misma conclusión. El encontrar una forma de resolver una situación y repetirla cada vez que se presente es una forma que tiene nuestro cerebro de enfrentarse a la solución de problemas. Eso hace que pueda resolver situaciones porque ya sabe resolver otras similares, lo que se denomina solución de problemas por analogía.

Sin embargo ese mismo sistema nos impide encontrar otras, pues una vez que tenemos una que funcione la repetimos. En este mundo en que vivimos en que el mercado cambia tan rápido y de forma constante, pueden aparecer en poco tiempo nuevas herramientas, nuevas formas que nos ayuden a dar un mejor servicio o a hacer un mejor producto y si nos dejamos llevar, las ignoraremos y tenderemos a seguir haciendo todo como lo estábamos haciendo. Proporcionando una ventaja clara a nuestros competidores.

Solución, necesitamos dentro de nuestra rutina diaria introducir momentos destinados a replantearnos todo lo que hacemos para buscar, si existiesen, nuevas formas de hacerlo. Eso es lo que llamamos innovación. Habitualmente confundimos el término innovador con el término tecnológico por ese sector el que más novedades produce. Sin embargo, innovar es la búsqueda continua de hacer las cosas de forma más óptima, ignorando si fuese necesario todo lo aprendido hasta el momento para evitar el «efecto» que demostró Luchins.

Innovar es imprescindible para ser competitivo, no hacerlo es darle a la competencia su mejor ventaja ante nosotros. Y ambas cosas están en nuestras manos.

Posts relacionados

No Comments Yet.

Leave a comment