La experiencia corporativa es un todo o nada

Ayer entré en una cafetería temática. Toda la experiencia corporativa giraba en torno a los sesenta. Decoración, uniformes de camareros, platos, tazas, todo, bueno, casi todo.

Una experiencia tan lograda que antes de entrar ya estás inmerso en la década de los sesenta, hasta que cruzas la puerta y suena reggaeton. Era una hora de poca afluencia de gente y pensé que a lo mejor habían puesto esa música para ellos, para los que trabajaban allí. Como no había mucha gente, pregunté. Cual fue mi sorpresa, que esa es la música habitual allí.

Hasta los bocadillos de los desayunos estaban tematizados de los años sesenta y lo rompen todo con esa música, no me lo podía creer. Acudía a una conferencia y mientras iban llegando los asistentes, en esos minutos que me gusta hablar con el que va llegando, les pregunté por la cafetería y todos coincidieron… «Muy bonita, pero la música un mareo», «Preciosa, pero dentro no se aguanta ni cinco minutos»…

Cuando creas una experiencia, toda la empresa debe girar en torno a ella. Toda, actitud y forma de tratar al cliente, decoración, iluminación, todo. Y por supuesto, música. Todo muy cuidado, pero un solo elemento que no vaya acorde, rompe toda la experiencia y pierde toda su potencia.

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