No recuerdo dónde leí o escuché hace unos días esta frase: «La marca debe comunicar igual, aún sin el logotipo». Me parece una frase muy buena, que sintetiza perfectamente el objetivo de la experiencia corporativa.

Una marca es una percepción del cliente ante su relación con una empresa (o un producto). La imagen de la marca es un elemento más dentro de la experiencia. Importante, sí, pero no menos que otros como la marca personal o la estancia corporativa en los que no tiene por qué estar presente el logotipo.

No tiene por qué estar, pero el cliente tiene que tener la misma sensación que cuando ve el logo o un folleto de publicidad de nuestra pequeña empresa. Exactamente la misma. Ese es el objetivo de la experiencia corporativa.

Por eso, justo después de seleccionar a quién se dirige tu experiencia (definición del target) el siguiente paso es qué valores quieres hacerle vivir al cliente (valores de la experiencia corporativa). La experiencia corporativa es la forma de hacer branding del siglo XXI.