¿La Roja o la blanca?
No, esto no es un post sobre fútbol. Es un post sobre marcas. Y es que la selección española fútbol es una marca que ha ilusionado en los últimos años a españoles aficionados y no aficionados al fútbol.
Nuestra selección es conocida desde hace unos años como «La Roja» haciendo referencia al color que tradicionalmente ha vestido en su camiseta. Este equipo que grandes alegrías nos ha dado ganando un mundial y dos eurocopas consecutivas, tuvo hace unos días un arranque del nuevo campeonato mundial desastroso.
Caprichos del destino, mejor dicho, caprichos de Adidas que es quien viste a la selección española, pese a que jugaba como local, «La Roja» no vestía del color que indica su apodo, sino de blanco.
Casualidades de la vida, eso sí, también vestía de blanco hace unos años en un mundial que cayó ante Italia en un partido muy polémico. Y es que si los colores son importantes, en fútbol mucho más.
Así que ahora muchos de los aficionados que ven finalizar los tiempos gloriosos de la selección española de fútbol y regresar esos no tan buenos, culpan al color de la vestimenta de parte del resultado. Incluso, pese a que el blanco ha sido color habitual de nuestra selección, eso sí, como segunda equipación no como primera.
Al margen de que vestir de rojo pueda resultar más agresivo al contrincante, que no digo que no pueda ser, pero dudo que influya mucho tras tanto partido disputado. O que el jugador vistiendo la camiseta roja pueda sentirse más seguro, que también puede ser, pero también lo dudo pues quienes han vestido de blanco prácticamente son los mismos que han conseguido todos los triunfos anteriores y ese sentir va en ellos, no en la ropa. Esta reacción de muchos aficionados confirma algo que sabemos desde hace mucho, pero no acabamos de enterarnos.
Igual que un aficionado asocia lo que siente por su equipo a los colores que viste en el terreno de juego. Un cliente habitual de una marca también asocia lo que siente por ella a su imagen y colores. Del mismo modo que cambiar los colores a un equipo de fútbol es casi como cambiar de equipo aunque los jugadores sean los mismos. Cambiar de colores a una marca, para muchos de sus clientes, es como cambiar de marca.
Cuanta mayor carga emocional tiene una marca, normalmente, mayor fidelización. Pero también mayor asociación de sus símbolos a sus valores. Tanto que un cambio de símbolos o colores puede implicar un cambio de valores para muchos de sus clientes.
No será la primera marca y, desgraciadamente, tampoco la última que queriendo acercarse a un nuevo cliente para abrir mercados, cambia su imagen. Afectando con ellos a los muy fieles y suponiendo un desencanto de algunos de sus clientes, en lugar de lo contrario.
Un superhéroe, que también vestía de rojo y azul, decía un gran poder conlleva una gran responsabilidad. El poder de decidir sobre el aspecto de una marca, conlleva la responsabilidad de no traicionar a los clientes que sostienen la marca. Quizá tú tengas el poder de decidir sobre un logo o un color, pero el poder de asociar la marca a unos valores lo tiene el cliente. Y ya sabemos que la decepción es el primer paso para dejar de serlo.