Cuando el objetivo es vender la empresa

El otro día charlaba con unos amigos y uno de ellos me comentaba el rápido crecimiento de una startup con la que colaboraba, los continuos y rápidos cambios en la estrategia y lo complicado de transmitir una experiencia corporativa al equipo para que la traslade al cliente. Todo muy típico de las startups.

En este blog solemos hablar acerca de fidelización, de estrategias para fidelizar clientes y de crecimientos sostenidos en el tiempo. Hoy haremos un paréntesis. Una empresa que nace para ser vendida no busca un crecimiento sostenido, sino uno explosivo. No piensa en estrategias de fidelización a largo plazo que le permitan tener una cartera de clientes estable, ni siquiera piensa en el medio plazo. Para una empresa que nace para ser vendida lo importante es el hoy y como mucho mañana.

Una empresa que nace para ser vendida al poco tiempo tiene dos fases importantes. La primera captar inversores. Estos invierten en una idea o en un crecimiento inicial incipiente. Y al propietario le sirve para avalar su proyecto en la venta futura, que es la segunda fase. Por eso necesita un crecimiento explosivo. Porque se vende tan pronto que en realidad lo que haces es una venta sobre un crecimiento bestial, sin importante que eso se mantenga en el tiempo, porque de eso se tendrá que preocupar el que venga después. Tú ya te habrás ido cuando se necesite pensar en mantener las cifras. Y cuanto más grande sea la explosión más dinero vale tu proyecto.

El que compra startups igual que el que invierte en ellas al principio sabe que tiene un alto riesgo de que el proyecto no vaya bien. El secreto está en que de vez en cuando una de ellas le hace ganar al inversor para recuperar todo lo perdido en otros proyectos y además le da para más.

Cuando lanzas tu proyecto hay dos caminos diferentes a seguir. Uno, el de crear una empresa que tenga un crecimiento sostenido en el tiempo y otra crearla para venderla. No es que esos caminos no se crucen en ningún momento, pero facilita el trabajo tenerlo claro desde el principio porque hay estrategias que no son compatibles porque el ritmo de crecimiento de las startups hace que antes de que hayan tenido efecto algunas acciones ya haya que cambiarlas. Por eso las experiencias corporativas de las startups están cojas en comparación con las de las demás. Nunca da tiempo a que el personal de la empresa viva la experiencia corporativa. Se diseña sin «esa pata».

Imagen: Photl

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