La ilusión de funcionar mejor bajo presión

Es muy frecuente escuchar entre el personal de las empresas eso de «yo funciono mejor bajo presión, ponme plazos«. Cuando las cosas no tienen una fecha límite se retrasan «sine die». Cuando tienen una fecha, entonces no nos queda otro remedio que hacerlo. Y como nos encanta eso de dejarlo todo para el final, los días antes de esa fecha límite vamos a tope.

Nos creemos que funcionamos mejor si nos presionan para que tengamos el trabajo listo en una fecha y no es así. Lo que ocurre es que tenemos, en general en las empresas, un gravísimo problema de organización del trabajo a nivel individual.

Tanto hablar de equipos y de organizaciones, nos hemos olvidado de aprender cómo organizar el trabajo que nos toca hacer individualmente. No es que trabajemos mejor con la presión de una fecha, es que no le ponemos fecha de entrega a las cosas hasta que nos la pone otro. Y claro, como nos la pone otro, entonces trabajamos bajo presión.

Es mucho mejor ser uno mismo quien se ponga la fecha, mucho mejor cumplir con esa fecha autoimpuesta como si fuese otro el que la fija. Porque así se trabaja con plazos, pero sin agobios.

No es que funcionemos mejor bajo presión. Ningún ser humano hace las cosas mejor presionado. Es que necesitamos que alguien nos ponga fechas, porque las que nos ponemos nosotros mismos las incumplimos y aplazamos una y otra vez. No es un problema de presión, sino de autodisciplina. De darle al plazo autoimpuesto la misma importancia que el que nos pone otro.

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